La anemia es un problema de salud que afecta tanto a la población de países en desarrollo como a los desarrollados, con importantes consecuencias. Se calcula que la anemia afecta a 500 millones de mujeres de 15 a 49 años y a 269 millones de niños de 6 a 59 meses en todo el mundo (datos procedentes de la OMS). Lo positivo de todo esto es que las anemias más habituales son enfermedades prevenibles y tratables.
¿Qué es la anemia y cuáles son sus causas?
La anemia es una enfermedad en la que la cantidad de hemoglobina en sangre es inferior a lo normal, bien porque la sangre tiene menos glóbulos rojos de lo normal o porque los glóbulos rojos no contienen suficiente hemoglobina.
La hemoglobina es una proteína rica en hierro que proporciona a la sangre el color rojo característico. Gracias a esta proteína, los glóbulos rojos transportan el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo.
Con anemia, el cuerpo no recibe el suficiente oxígeno y, como consecuencia, se puede sentir cansancio o debilidad, mareos o dolores de cabeza. Si se prolonga en el tiempo, puede causar lesiones en diferentes órganos y, si se agrava, puede causar la muerte.

Ahondando un poco más, la anemia puede deberse a tres causas principales:
Falta de producción de glóbulos rojos
Existen situaciones que pueden impedir que el cuerpo produzca suficientes glóbulos rojos como dificultades para la absorción de nutrientes o una alimentación inadecuada y deficiente en hierro, ácido fólico, vitaminas C, B12, B2 y cobre, esenciales para la formación de los hematíes.
También puede deberse a unas bajas concentraciones de eritropoyetina, una hormona esencial para estimular la médula ósea con el fin de producir glóbulos rojos.
Durante el embarazo se puede producir un descenso en las concentraciones de hierro y ácido fólico.
Ciertas enfermedades y tratamientos pueden suponer un descenso en la producción de glóbulos rojos y, por tanto, anemia.
Incremento en la velocidad de destrucción de los glóbulos rojos
Existen enfermedades genéticas que hacen que el cuerpo destruya demasiados glóbulos rojos como la mayoría de las anemias hemolíticas o la deficiencia en determinadas enzimas.
El bazo se encarga de eliminar los glóbulos rojos deteriorados o envejecidos y que ya no cumplen con su función. Una alteración o aumento de tamaño del bazo puede provocar un aumento en la velocidad con la que se retiran del circuito los hematíes.
Pérdida de sangre
La pérdida de sangre puede ser puntual o persistir en el tiempo.
Las menstruaciones con hemorragias abundantes o sangrados digestivos o urinarios son las causas más frecuentes de pérdida de sangre. A estas causas se pueden unir las cirugías, golpes o determinadas enfermedades.
Síntomas comunes de la anemia que no debes ignorar
Los síntomas varían en función de la gravedad de la anemia y de la velocidad con que se desarrolle. Hay personas con anemia leve y un desarrollo lento que no manifiestan ningún síntoma. Hay otras personas que experimentan síntomas cuando realizan algún tipo de esfuerzo o ejercicio físico. Sin embargo, personas con anemia grave puede tener síntomas incluso en reposo.
Entre los signos y síntomas de la anemia hay que destacar:
- Cansancio y falta de energía
Como el oxígeno es esencial para las células, la reducción de este provoca debilidad, falta de ánimo y comportamiento lento.
- Falta de aire
Esta sensación es consecuencia similar a la del cansancio. Suele ocurrir en casos graves o en pacientes que ya presentan algún problema cardiaco o pulmonar. Se traduce en un aumento de la frecuencia respiratoria.
- Taquicardia
Al igual que se produce un aumento de la frecuencia respiratoria, también hay un aumento de la actividad del corazón. El corazón se acelera tratando de aumentar la cantidad de sangre que llega a los tejidos.
- Dolor en el pecho
En pacientes que ya presentan algún grado de patología cardiovascular isquémica.
- Palidez
Por reducción de la circulación de sangre en los tejidos periféricos a favor de otros y por una sangre “más diluida” por menor concentración de glóbulos rojos.
- Calambres
Porque los músculos periféricos pueden recibir menos oxígeno con el fin de contribuir a una mejor gestión de este.
- Síndrome de piernas inquietas
Parece ser que la anemia por déficit de hierro es una de las causas.

- Dolor de cabeza
Por una reducción del aporte de oxígeno a las neuronas. Aparece en casos moderados o graves ya que el cerebro es uno de los órganos que más se tiende a preservar en casos de anemia.
- Somnolencia
Asociado a la falta de energía, hace que la persona con anemia esté siempre con ganas de estar tumbado.
- Hipotensión
Es un síntoma frecuente en casos de pérdidas sanguíneas. Se manifiesta con debilidad extrema, piel fría y húmeda, mareos y sensación de desmayo.
Factores de riesgo y grupos más propensos a padecer anemia
Una de las causas más frecuentes de anemia es el déficit de hierro, se denomina entonces anemia ferropénica. La consecuencia de no disponer de suficiente hierro es que el cuerpo no puede fabricar la cantidad adecuada de hemoglobina.
Existen grupos de personas con un mayor riesgo de padecer anemia por falta de hierro:
- Mujeres
Debido a la menstruación, en general, tienen más riesgo de padecer anemia
- Lactantes y niños
Los bebés, sobre todo, los prematuros o de bajo peso, pueden tener anemia si no obtienen suficiente hierro de la leche materna.
Los niños suelen requerir un aporte mayor de hierro y, si la alimentación no es adecuada, es probable que acaben padeciendo anemia.
Los alimentos de origen animal son una excelente fuente de hierro. Las personas que excluyen estos alimentos de su dieta deben a menudo tomar suplementos de hierro, para evitar desarrollar anemia
- Donantes de sangre habituales
Un nivel bajo de hemoglobina relacionado con la donación de sangre puede ser un problema temporal que se soluciona comiendo alimentos ricos en hierro o complementos alimenticios a base de hierro
Existen muchas formas de complementos de hierro, pero entre las más eficaces están aquellas en las que el hierro se presenta en su forma ferrosa y formulado como bisglicinato, junto con vitaminas C, B12 y ácido fólico.

Pruebas de diagnóstico para confirmar la presencia de anemia
Si los síntomas que se manifiestan hacen sospechar una anemia, es necesario realizar unas pruebas que la confirmen y que se unirán a una exploración clínica y anamnesis:
Hemograma completo
Para valorar la cantidad total de glóbulos rojos en la sangre así como la proporción de estos respecto al volumen total de sangre (hematocrito) y el nivel de hemoglobina.
Pruebas para determinar la causa específica
El médico puede solicitar pruebas adicionales que incluyan el análisis de hierro en sangre, que dirá los niveles de hierro y la capacidad para almacenarlo. Además, se puede solicitar analítica para saber si los niveles de vitamina B12 y ácido fólico son adecuados, así como valorar la forma, tamaño y color de los hematíes.
Los resultados ayudarán a plantear el tratamiento más efectivo para combatir la anemia, en el caso de que unos cambios nutricionales no sean suficientes.
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BIBLIOGRAFIA
https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-pdf-S1138359303742543












