Cuidar de nuestra salud y la de nuestra familia es una de las prioridades más importantes de la vida, especialmente cuando tenemos pequeños en casa. Una buena alimentación no solo influye en nuestra energía diaria, sino también en nuestra capacidad para prevenir enfermedades y disfrutar plenamente de cada momento. Hoy vamos a explorar el papel de los macronutrientes y micronutrientes, con especial énfasis en las vitaminas, y cómo incorporar hábitos saludables que realmente marquen la diferencia.
Alimentación: la base de una vida saludable
La frase «somos lo que comemos» no podría ser más cierta. La alimentación no es solo una fuente de energía, sino también la herramienta principal para construir, reparar y mantener nuestro cuerpo en óptimas condiciones. Un menú equilibrado debería incluir:
- Macronutrientes: carbohidratos, proteínas y grasas.
- Los carbohidratos, como los cereales integrales, frutas y legumbres, son la gasolina que nuestro cuerpo necesita para funcionar correctamente. Son fundamentales para el cerebro y los músculos, especialmente en momentos de actividad intensa.
- Las proteínas, presentes en alimentos como carnes magras, pescado, huevos y tofu, no solo ayudan a construir y reparar tejidos, sino que también son esenciales para el sistema inmunitario y la producción de hormonas.
- Las grasas saludables, como las del aguacate, frutos secos y aceite de oliva, no solo aportan energía sostenida, sino que también ayudan en la absorción de vitaminas liposolubles y protegen el sistema cardiovascular.
- Micronutrientes: vitaminas y minerales que, aunque en pequeñas cantidades, son fundamentales para nuestra salud. Un desequilibrio en los micronutrientes puede derivar en deficiencias que afectan desde nuestra energía hasta nuestra inmunidad.

El papel crucial de las vitaminas
Las vitaminas son pequeños gigantes en la nutrición: esenciales para cientos de funciones corporales. Se dividen en dos grandes grupos:
Vitaminas liposolubles (A, D, E y K)
Estas vitaminas se almacenan en las grasas del cuerpo, por lo que no es necesario consumirlas todos los días, pero sí de manera regular.
- Vitamina A: clave para la salud visual, el sistema inmunitario y el crecimiento celular. Se encuentra en zanahorias, batatas, espinacas y productos de origen animal como el hígado.
- Vitamina D: indispensable para la salud ósea y el sistema inmunitario. Aunque nuestro cuerpo la produce al tomar el sol, también podemos obtenerla de alimentos como pescados grasos (salmón, atún), huevos y lácteos fortificados.
- ¿Con qué alimentos tomar la vitamina D? Es ideal acompañarla de comidas con grasas saludables para mejorar su absorción, como un plato de salmón con aguacate.
- Vitamina E: un poderoso antioxidante que protege nuestras células del daño oxidativo. Está presente en frutos secos, semillas, aceites vegetales y espinacas.
- Vitamina K: esencial para la coagulación de la sangre y el metabolismo óseo. Se encuentra en vegetales de hojas verdes como la col rizada, el brócoli y las coles de Bruselas.
Vitaminas hidrosolubles (B y C)
Estas vitaminas no se almacenan en el cuerpo y deben consumirse diariamente.
- Complejo B: incluye varias vitaminas (B1, B2, B3, B6, B12, entre otras) con funciones que van desde la producción de energía hasta el mantenimiento del sistema nervioso. Están presentes en cereales integrales, legumbres, carnes, pescados y lácteos.
- Vitamina C: famosa por reforzar el sistema inmunitario, también es crucial para la síntesis de colágeno y la absorción del hierro. Se encuentra en frutas cítricas, pimientos, fresas, kiwis y tomates.
- ¿Cuál es el alimento con más vitamina C? La guayaba lidera el ranking con más de 250 mg por 100 gramos. Otros alimentos como los pimientos, el kiwi y las frutas cítricas (naranjas, limón) son ricos en vitamina C.
Complementos alimenticios: ¿una buena opción?
Aunque lo ideal es obtener las vitaminas y minerales de los alimentos, la realidad es que nuestros ritmos de vida o la adopción de dietas como la vegana estricta, a veces, nos complican lograrlo. En estos casos, los complementos alimenticios pueden ser aliados clave, siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud.
- Busca suplementos que sean lo más naturales posibles y que incluyan una combinación equilibrada de vitaminas y minerales.
- Asegúrate de tomarlos junto a las comidas principales para mejorar su absorción. Por ejemplo, junto al desayuno puede ser una excelente opción.
- Recuerda: los complementos no sustituyen una dieta equilibrada, solo la refuerzan, especialmente, en periodos de mayor demanda nutricional como el embarazo, la lactancia o la infancia.

Hábitos saludables para llevar a casa
Incorporar vitaminas y nutrientes a nuestra rutina no es tan complicado como parece. Aquí tienes algunos consejos prácticos:
- Planifica tus comidas: una buena planificación semanal puede ahorrarte tiempo y asegurar que estés cubriendo tus necesidades nutricionales. Dedica un momento el fin de semana para organizar el menú y preparar algunos alimentos por adelantado.
- Variedad, ante todo: incluye frutas, verduras, cereales, legumbres y fuentes de proteína en cada comida. Recuerda que «comer de todos los colores» asegura una mayor diversidad de vitaminas y minerales.
- Deja a un lado los alimentos procesados: Los alimentos procesados, aunque lleven el adjetivo “light”, no siempre son inherentemente saludables. Es crucial leer las etiquetas nutricionales para tomar decisiones informadas.
- Horarios regulares: trata de comer a las mismas horas cada día para ayudar a tu metabolismo y evitar picos de hambre.
- Porciones equilibradas: un plato saludable debería estar compuesto, aproximadamente, por un 50% de verduras y frutas, un 25% de proteína y un 25% de carbohidratos. Usa platos medianos para controlar las raciones y evitar excesos.
- Involucra a tu familia: cocinar juntos no solo enseña a tus hijos buenos hábitos, sino que también los anima a probar alimentos nuevos. Hacer recetas divertidas y coloridas puede despertar su interés por la comida saludable.
- Hidrátate adecuadamente: no olvides que el agua también es parte esencial de una alimentación equilibrada. Evita las bebidas azucaradas y opta por infusiones o agua con un toque de limón.
Cuidar de tu salud y la de tu familia empieza en la cocina. Una buena alimentación no solo garantiza un presente lleno de energía, sino también un futuro saludable para los que más quieres. ¡Es hora de llenar tu mesa de alimentos llenos de vitaminas!
BIBLIOGRAFIA
http://www.scielo.sld.cu/pdf/mgi/v26n2/mgi12210.pdf








