La cistitis es una inflamación de la vejiga urinaria, en la mayoría de los casos causada por una infección bacteriana del tracto urinario inferior. Se trata de una patología muy común, especialmente entre las mujeres, que puede provocar molestias significativas y afectar la calidad de vida si no se trata adecuadamente. Aunque la mayoría de los casos son leves y responden bien al tratamiento, la cistitis puede presentar recurrencias y, en ocasiones, complicaciones si no se diagnostica y maneja a tiempo.

Frecuencia de la cistitis en mujeres en España
En España, se estima que más del 50% de las mujeres tendrá al menos un episodio de cistitis a lo largo de su vida. De ellas, un 20-30% desarrollará infecciones urinarias recurrentes, es decir, más de tres episodios al año. Este cuadro clínico representa un motivo de consulta frecuente en atención primaria y ginecología, generando además un considerable impacto económico por el uso de recursos diagnósticos, antibióticos y bajas laborales.
¿Por qué es más frecuente en mujeres?
Aunque tanto hombres como mujeres pueden padecer cistitis, la incidencia es significativamente mayor en el sexo femenino. Esta diferencia se debe principalmente a factores anatómicos. La uretra femenina es más corta (alrededor de 4 cm frente a los 20 cm de la uretra masculina) y está ubicada más cerca del ano y de la vagina, lo que facilita la entrada de bacterias del entorno perineal, especialmente Escherichia coli, al tracto urinario. Además, las relaciones sexuales, el uso de espermicidas y los cambios hormonales (como los que ocurren en la menopausia) también predisponen a la mujer a sufrir infecciones urinarias.
No obstante, conviene recordar que la cistitis no es una “enfermedad de mujeres”. Los hombres, especialmente a partir de los 50 años, pueden desarrollarla en relación con patologías prostáticas, instrumentación del tracto urinario o hábitos higiénicos inadecuados.
Síntomas: ¿cuándo acudir al médico?
El cuadro clínico típico de la cistitis incluye:
- Disuria (dolor o escozor al orinar)
- Poliuria (necesidad frecuente de orinar)
- Tenesmo vesical (sensación de vaciado incompleto de la vejiga)
- Urgencia urinaria (necesidad urgente de orinar)
- Hematuria (presencia de sangre en la orina, ocasionalmente)
- Dolor suprapúbico (dolor en la parte baja del abdomen)
En general, estos síntomas aparecen de forma súbita y son fácilmente reconocibles por la paciente. La fiebre y el dolor lumbar hacen sospechar una complicación; su presencia puede indicar una infección más extensa, como una pielonefritis, y requiere atención médica urgente.
Se recomienda consultar al médico ante la aparición de estos síntomas, especialmente si se trata de un primer episodio, si no hay mejoría en 48-72 horas con medidas iniciales, o si las infecciones son recurrentes.

Prevención: claves para evitar su aparición
La prevención de la cistitis, especialmente en mujeres con episodios recurrentes, debe abordarse de forma integral, incluyendo medidas higiénico-dietéticas, uso de suplementos con evidencia científica y cuidado del equilibrio de la microbiota urogenital.
Medidas higiénico-dietéticas
- Hidratación adecuada: Se recomienda beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día para favorecer la diuresis y el arrastre de bacterias.
- No retrasar la micción: Orinar con regularidad, especialmente tras las relaciones sexuales.
- Higiene íntima adecuada: Evitar duchas vaginales y jabones agresivos. La limpieza debe realizarse siempre de adelante hacia atrás para prevenir la diseminación de bacterias del área anal hacia la uretra.
- Ropa interior de algodón y evitar prendas ajustadas que aumenten la humedad y temperatura local.
- Evitar el estreñimiento, que favorece el sobrecrecimiento bacteriano intestinal y su paso a la vejiga.
- Evitar el uso habitual de espermicidas, que alteran la microbiota vaginal.
Fitoterapia y suplementos con evidencia
- Arándano rojo americano (Vaccinium macrocarpon): Su extracto seco estandarizado contiene proantocianidinas tipo A, que interfieren con la adhesión de E. coli a la mucosa de la vejiga. Para obtener un efecto preventivo eficaz, es fundamental que el suplemento tenga un contenido adecuado y cuantificado de estas proantocianidinas (superior a los 36 mg).
- D-manosa: Es un monosacárido que se une a las fimbrias de E. coli, impidiendo su adhesión a las células del epitelio urinario. Tiene una buena tolerancia y puede utilizarse como estrategia de prevención en mujeres con infecciones recurrentes.
- Lactobacilos orales: La restauración y mantenimiento de una microbiota vaginal saludable es clave para prevenir la colonización urogenital por patógenos. Los probióticos con cepas específicas de Lactobacillus, administrados por vía oral, han demostrado ser útiles en la reducción de episodios recurrentes, especialmente en mujeres postmenopáusicas o tras tratamientos antibióticos frecuentes.
Conclusión
La cistitis es una patología frecuente pero prevenible. Identificar sus síntomas de forma temprana permite un tratamiento eficaz y reduce el riesgo de complicaciones. Más allá del abordaje farmacológico, adoptar medidas higiénico-dietéticas, complementar con productos naturales con respaldo científico y cuidar la microbiota urogenital son pilares fundamentales en su prevención. Una mujer bien informada y orientada por su médico puede reducir de forma significativa el impacto de esta afección en su salud y bienestar.
Bibliografía
Guía práctica para el manejo y tratamiento ante la cistitis. Aten Primaria. 2010;42(7):369-375.
Guía de práctica clínica sobre infecciones del tracto urinario. SEMERGEN. 2022.












