Tras muchos años rondando por mi cabeza, este año decidí, por fin, hacer el Camino de Santiago. Una experiencia inolvidable, repleta de anécdotas, emociones y algún que otro calambre, resultado del esfuerzo realizado. Uno de los calambres que más recuerdo fue el de la tercera etapa que surgió estando tumbado en la cama y que me tuvo sin poder moverme un buen rato.
¿Qué es un calambre muscular?
Un calambre muscular es una contracción brusca, breve, involuntaria y dolorosa de un músculo o grupo de músculos. El músculo afectado se puede sentir duro y/o abultado y, en condiciones normales, se puede detener esa contracción, estirando el músculo.
Los grupos musculares que más se ven afectados por los calambres son los de la parte posterior de la pierna y las partes posterior y frontal del muslo. En otras palabras, la pantorrilla, isquiotibial y cuádriceps.
También pueden aparecer en los pies, manos, brazos y abdomen.

¿Es lo mismo un calambre que un espasmo muscular?
Un calambre y un espasmo muscular son contracciones involuntarias de un músculo, pero, exactamente, no son lo mismo.
El calambre es la sensación que se tiene de una contracción involuntaria y dolorosa de un músculo que suele durar unos segundos o minutos. Puede ocurrir repentinamente y puede afectar a cualquier músculo del cuerpo, durante el ejercicio o el reposo.
Los síntomas del calambre incluyen una sensación de rigidez o tensión en el músculo, dolor agudo y la sensación como que el músculo se está contrayendo bruscamente.
Por el contrario, el espasmo muscular es una contracción involuntaria y sostenida de un músculo o grupo de músculos que suele durar más tiempo y puede ser más grave.
Los síntomas del espasmo son la contracción sostenida, dolor intenso, debilidad muscular y limitación en el movimiento.
Por tanto, la diferencia entre el calambre y el espasmo se basa en la duración y gravedad de esa contracción.
¿Por qué se producen los calambres musculares?
En numerosas ocasiones se desconoce la causa por la que se produce un calambre muscular, pero, en la mayoría de los casos, se debe a:
• Ejercitar el músculo excesivamente
Cuando una persona hace ejercicio de manera intensa y/o de manera prolongada, es más que probable, que hagan acto de presencia los calambres musculares. Y se pueden producir por dos motivos; por la fatiga muscular o por el desequilibrio electrolítico a través del sudor.
• Flujo sanguíneo insuficiente
Problemas en la circulación periférica que dificultan la llegada correcta de sangre a las extremidades y pueden hacer que aparezcan calambres
• Sedentarismo
Largos periodos de inactividad, como permanecer en una posición inadecuada durante tiempos prolongados y la obesidad como factor asociado, también pueden ser los desencadenantes.
• Pinzamiento de un nervio
La presión sobre los nervios que salen de la columna vertebral también puede causar calambres. Si afecta a las piernas, el dolor suele empeorar al caminar.
• Desequilibrio electrolítico
Déficit de potasio, calcio o magnesio en la dieta puede ocasionar calambres en las piernas.
• Un sueño escaso o de mala calidad
El impacto que tiene la falta de sueño en la función de los neurotransmisores puede provocar calambres musculares.
• Deshidratación
El agua favorece el transporte de nutrientes y minerales a los músculos para que ejerzan su acción adecuadamente. Se entiende, por tanto, que no beber suficiente agua y dar pie a una deshidratación tiene, como consecuencia, la aparición de calambres.
• Estrés excesivo
Altos niveles de ansiedad pueden provocar un exceso de tensión en los músculos y, debido a ello, calambres musculares. Además, pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo.
• Interacciones medicamentosas
Es posible que los efectos secundarios de algunos medicamentos o las interacciones con otros den lugar a la aparición de calambres. Un ejemplo, los antihipertensivos.
• Causas más graves
La esclerosis lateral amiotrófica, hemodiálisis, cirrosis hepática, síndrome de Isaacs, lupus, esclerosis múltiple son posibles responsables de contracciones musculares involuntarias.

Y ¿los calambres musculares en reposo?
El calambre muscular en reposo es una contracción muscular que aparece, como se puede uno imaginar, en reposo. Afecta, por lo general, a los músculos de las extremidades inferiores, sobre todo, pie y pantorrilla.
Cursan con dolor súbito, como un tirón, localizado y de intensidad variable. Sensación de rigidez que puede durar desde los 30 segundos hasta los 10 minutos y cuyos síntomas desaparecen espontáneamente, aunque la sensación de incomodidad puede mantenerse incluso horas.
Las causas, en este caso, no están bien determinadas, pero la edad, el embarazo, la actividad deportiva intensa y una dieta pobre en fibra y minerales, favorecen su aparición.
La prevalencia de los calambres en reposo es de un 37%, más común entre las personas de la tercera edad y en un mayor porcentaje (56% frente a 40%) entre las mujeres.
El problema de los calambres en reposo es que puede deberse a los efectos secundarios de algún tratamiento o las manifestaciones clínicas de una insuficiencia arterial y venosa o alguna neuropatía periférica.
¿Cómo se pueden evitar?
Es mejor prevenir que curar. Para evitar los calambres puede resultar útil seguir estos consejos:
- Entrenamiento progresivo
Es importante que el entrenamiento se ajuste en intensidad y duración. Con ello, se consigue que el cuerpo tenga tiempo para adaptarse ante el aumento de actividad y mantener a raya los calambres.
- Hidratación
Recuerda hidratarte antes, durante y después de realizar ejercicio. La cantidad de agua que necesitas va a depender de la edad, constitución física y actividad, pero, con toda seguridad, rondará los dos litros diarios.

- Calentamiento y estiramientos
De manera general, realizar calentamientos y estiramientos como parte integrada en tu rutina de ejercicios ayudará, sin duda, a evitar lesiones y calambres. De todas formas, si los calambres suceden habitualmente, es importante acudir al médico para descartar cualquier complicación.
- Sin alcohol, ni café
Ten en cuenta que el consumo habitual de alcohol y café pueden contribuir a una deshidratación mayor y, por tanto, una mayor probabilidad de padecer calambres.
- Abandona el sedentarismo
Muévete, ya no solo por evitar la aparición de calambres, sino por tu salud, en general.
- Si aparece el calambre
Evita la ropa y calzado que te apriete en exceso, relaja la musculatura con suaves masajes de estiramiento.
- A la hora de acostarte
La noche coincide con el periodo del día de máximo reposo y, si aparecen los calambres, hará que tu descanso no sea el esperado. Para evitarlos, estira durante unos minutos la musculatura, cena alimentos ricos en calcio y magnesio e hidrátate.
- Los complementos alimenticios pueden ayudar
A una dieta variada y equilibrada, puede resultar interesante acompañarla con complementos alimenticios que contengan, por ejemplo, 5 sales de magnesio y vitaminas del grupo B que ayudarán a mejorar la conexión entre músculo y nervio y recuperar la pérdida de ciertos minerales implicados.
BIBLIOGRAFÍA
https://www.msdmanuals.com/es/hogar/enfermedades-cerebrales,-medulares-y-nerviosas/s%C3%ADntomas-de-los-trastornos-cerebrales,-medulares-y-nerviosos/calambres-musculares









