Consejos clave para el paciente con artritis y artrosis

La artrosis y la artritis son dos de las patologías reumatológicas más prevalentes en la población adulta y representan un reto creciente tanto para el sistema sanitario como para la práctica clínica diaria. Ambas enfermedades no solo condicionan la movilidad del paciente, sino que también tienen un impacto directo en la calidad de vida, en la autonomía personal y en la carga asistencial que deben asumir los profesionales sanitarios.

Según datos de la Sociedad Española de Reumatología (SER), se estima que alrededor de un 20 % de la población mayor de 60 años presenta artrosis sintomática, siendo una de las principales causas de dolor crónico y discapacidad en la tercera edad. Por su parte, la artritis reumatoide, a pesar de tener una menor prevalencia aproximadamente entre el 0,5 y el 1 % de la población general, se asocia a una evolución más agresiva, con afectación sistémica y mayor riesgo de incapacidad laboral temprana.

Síntomas más destacados

  • Artrosis
    • Dolor que empeora con la actividad y mejora con reposo.
    • Crepitación articular.
    • Rigidez breve al levantarse o tras reposo.
    • Deformidad progresiva en articulaciones afectadas.
  • Artritis
    • Dolor persistente incluso en reposo.
    • Rigidez matutina prolongada.
    • Inflamación visible con calor y enrojecimiento.
    • Fatiga y síntomas sistémicos.

Diferencias entre artrosis y artritis

Artrosis: enfermedad degenerativa del cartílago articular. El cuadro clínico suele ser de dolor mecánico (aparece con el movimiento y mejora con el reposo) y rigidez matutina de corta duración (<30 minutos). Frecuente en rodillas, caderas y manos.

Artritis (ej. reumatoide, psoriásica, gotosa): patología inflamatoria autoinmune o metabólica. El dolor es inflamatorio (empeora en reposo), con rigidez matutina prolongada (>1 hora) y afectación sistémica.
Un paciente que comenta dolor en las manos que mejora al “calentarlas” por la mañana debe levantar sospecha de artritis y derivar al médico.

Signos de alerta que requieren derivación inmediata al médico

Se deben reconocer los síntomas que indican gravedad o necesidad de derivación:
Dolor persistente que no cede con analgesia habitual.
Rigidez matutina superior a 1 hora.
Inflamación visible, calor y enrojecimiento articular.
• Aparición súbita de dolor intenso (posible gota o artritis séptica).
Síntomas generales asociados: fiebre, pérdida de peso o astenia marcada.

Dolor crónico e impacto en la calidad de vida

El dolor crónico articular no solo limita la movilidad, sino que afecta al estado de ánimo, al sueño y a la productividad laboral. El farmacéutico puede detectar cambios emocionales en pacientes que acuden con frecuencia por analgésicos o antiinflamatorios y orientar hacia una atención multidisciplinar.

Tratamientos habituales en artrosis y artritis

Además de los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), se utilizan:

  • Paracetamol como analgésico de primera línea.
  • Corticoides orales o infiltrados en casos de brotes intensos.
  • Fármacos modificadores de la enfermedad (FAMEs) en artritis reumatoide (ej. metotrexato, biológicos), siempre bajo control médico.
  • Terapias tópicas: geles con AINEs, capsaicina o dispositivos de frío/calor.

Condroprotectores: rol en la práctica

¿Qué son y cómo funcionan?

Los condroprotectores (glucosamina, condroitín sulfato, ácido hialurónico oral, colágeno hidrolizado) actúan protegiendo el cartílago, modulando la inflamación y favoreciendo la síntesis de matriz extracelular.

Evidencia disponible y criterios de uso

Las guías EULAR (2019) recomiendan glucosamina y condroitín en artrosis de rodilla y mano con beneficio clínico moderado.

Son fármacos de acción lenta (SYSADOA: Symptomatic Slow-Acting Drugs for Osteoarthritis), por lo que se recomienda informar al paciente de que la mejoría aparece tras 2–3 meses de uso continuado.

Diferencias entre productos

  • Glucosamina: más eficaz en artrosis de rodilla.
  • Condroitín sulfato: útil en dolor y función articular, con efecto antiinflamatorio añadido.
  • Combinaciones: glucosamina + condroitín presentan efecto sinérgico.
  • Colágeno hidrolizado y ácido hialurónico oral: aún con evidencia emergente, se emplean como coadyuvantes.

Ventajas de los condroprotectores frente a los AINEs

  • Menor riesgo de efectos secundarios gastrointestinales o renales.
  • Posibilidad de reducir dosis de AINEs.
  • Mejora de la adherencia y tolerancia a largo plazo.

Ejemplo práctico: un paciente que cada mes demanda AINEs para dolor de rodilla puede beneficiarse de iniciar condroprotectores, explicando que los resultados son progresivos.

Otras sustancias naturales útiles como apoyo complementario

El interés del paciente en terapias naturales está siendo creciente:

  • Cúrcuma (curcumina): efecto antiinflamatorio y antioxidante.
  • Jengibre: reducción del dolor y rigidez en artrosis de rodilla.
  • Pimienta negra (piperina): aumenta la biodisponibilidad de la curcumina.

Se recomienda como coadyuvante, no sustituto, del tratamiento farmacológico.

Hábitos de vida saludables: el consejo farmacéutico

La intervención del farmacéutico no debe limitarse a la dispensación, sino incluir educación en autocuidado:

  1. Control del peso corporal
    Cada kilo extra incrementa la carga sobre rodillas y caderas. Un descenso del 5–10 % del peso corporal se asocia con reducción significativa del dolor en artrosis.
  2. Ejercicio adaptado
    • Movilidad sin sobrecarga: natación, bicicleta estática, pilates terapéutico.
    • Ejercicios de fortalecimiento muscular para proteger la articulación.
    • Evitar impacto repetitivo (correr en superficies duras).
  3. Alimentación y nutrientes clave
    • Ácidos grasos omega-3 (pescados azules, semillas): efecto antiinflamatorio.
    • Vitamina D y calcio: fundamentales para salud ósea y muscular.
    • Antioxidantes (frutas, verduras, té verde): ayudan a reducir inflamación sistémica.
  4. Higiene postural y ergonomía
    • Evitar cargas excesivas y posturas mantenidas.
    • Uso de plantillas ortopédicas o bastones en fases avanzadas.
    • Educación sobre ergonomía en el trabajo, especialmente en pacientes de profesiones con alto impacto articular.

Referencias

  • Bartels, E. M., Folmer, V. N., Bliddal, H., Altman, R. D., Juhl, C., Tarp, S., … & Christensen, R. (2015). Efficacy and safety of ginger in osteoarthritis patients: a meta-analysis of randomized placebo-controlled trials. Osteoarthritis and cartilage, 23(1), 13-21.
  • Bruyère O, et al. Algorithm recommendation for the management of knee osteoarthritis in Europe. Semin Arthritis Rheum. 2014;44(3):253–263.
  • Daily, J. W., Yang, M., & Park, S. (2016). Efficacy of turmeric extracts and curcumin for alleviating the symptoms of joint arthritis: a systematic review and meta-analysis of randomized clinical trials. Journal of medicinal food, 19(8), 717-729.
  • Hunter, D. (2015). Treatment of osteoarthritis. In Atlas of Osteoarthritis (pp. 83-100). Tarporley: Springer Healthcare Ltd..
  • Hunter, D. J., March, L., & Chew, M. (2020). Osteoarthritis in 2020 and beyond: a Lancet Commission. The Lancet, 396(10264), 1711-1712.

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