El 4 de diciembre se celebra el día de Santa Bárbara y, es inevitable que se nos venga a la mente su nombre los días y noches de tormenta porque es cierto que solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Y es que cuando todo funciona con regularidad lo consideramos lógico, pero, introduciendo el tema del que hablamos hoy, cuando llevamos unos días sin acudir al baño o vamos con más frecuencia de lo que consideramos normal, nos sobreviene la preocupación y nos preguntamos ¿cuántas veces es normal ir al baño?
El tránsito intestinal para entender el ritmo intestinal
La frecuencia con la que acudimos al baño depende, en gran medida, del tránsito intestinal y su velocidad.
Es evidente que cuanto más lento sea el tránsito intestinal, más “tóxicas” serán las heces y comprometerá el equilibrio de la microbiota intestinal.
El tránsito intestinal es el proceso por el cual los alimentos que hemos ingerido pasan por el aparato digestivo. Es habitual considerar al tránsito intestinal como la evacuación de los desechos cuando, realmente, es el último paso de este proceso.
El tránsito intestinal se refiere al conjunto de las acciones que van desde la ingesta y digestión de los alimentos, la absorción de nutrientes en el intestino y la eliminación de los residuos en forma de heces.
Cuando se habla de un tránsito intestinal rápido o lento se refiere, por tanto, al tiempo que tarda un alimento en ir desde la boca hasta el ano para su expulsión.
Un tránsito intestinal lento implica unos movimientos intestinales de menor intensidad con lo que el alimento tarda más tiempo en hacer el recorrido comentado. ¿la consecuencia más probable? El estreñimiento.
Por el contrario, puede suceder que un alimento tarde menos tiempo de lo habitual en realizar el recorrido. En este caso, la consecuencia más evidente es la diarrea.
Existen otros trastornos digestivos en los que, en función de determinadas circunstancias, puede acelerarse o decelerarse el tránsito intestinal. Es el caso del síndrome del intestino irritable.
Factores que influyen en la frecuencia de acudir al baño
Es importante tener en cuenta que cada persona tiene sus propias necesidades
individuales y lo que puede ser considerado normal para una persona, puede no serlo
para otra. Lo que es cierto es que la frecuencia de ir al baño puede variar o alterarse de
una persona a otra debido a diversos factores:
Edad
El estreñimiento es más común a medida que se envejece. Es debido a la desaceleración
de los movimientos peristálticos intestinales y al menor consumo de agua.
Medicamentos
El consumo de antidepresivos, antiácidos, analgésicos o antihipertensivos pueden
propiciar una alteración en la frecuencia de las deposiciones.
Sedentarismo
Si no se practica ejercicio con frecuencia, hay más probabilidades de sufrir
estreñimiento. Con el movimiento, tus intestinos también se mueven.
Dieta
Es una de las claves que más afectan a la frecuencia de las deposiciones, sobre todo, si
la dieta es pobre en fibra. La fibra contribuye a una microbiota equilibrada y a que la
consistencia de las heces se la adecuada para su evacuación. Pero no solo eso, los
cambios repentinos de dieta y un consumo excesivo de fibra, también puede contribuir a
una alteración en la frecuencia.
Sexo
La mujeres tienen tendencia a una menor frecuencia en acudir al baño. Son los cambios
hormonales los que pueden explicar esta diferencia con respecto a los hombres.
Hidratación
La consistencia de las heces depende muy mucho de la cantidad de líquido que se ingiera
y, por tanto, es un factor determinante de la frecuencia de las deposiciones.
Estrés
Los periodos de mucho estrés pueden condicionar las veces que acudes al baño.
¿Qué se considera una frecuencia normal?
La frecuencia normal de ir al baño puede variar de una persona a otra, pero existen algunos parámetros que nos ayudan a determinar lo que se considera una frecuencia normal. En general, se considera normal ir al baño entre tres veces al día y tres veces a la semana.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que esto puede variar dependiendo de las necesidades individuales y el ritmo intestinal de cada persona. Algunas personas tienen un ritmo intestinal más rápido, lo que significa que pueden necesitar ir al baño con mayor frecuencia, mientras que otras tienen un ritmo más lento y pueden pasar varios días sin defecar.
Curiosamente, un estudio reciente que profundiza en la relación entre la salud a largo plazo y la periodicidad de las defecaciones ha determinado que la edad, el sexo y el índice de masa corporal están significativamente relacionados con la frecuencia de las deposiciones.
En el estudio se clasificaron, previamente, a los participantes en cuatro grupos en función de la frecuencia de las deposiciones. El resultado constató que los más jóvenes, las mujeres y aquellas personas con un IMC (Indice de Masa Corporal) más bajo tendían a defecar con menor repetición.
También se corroboró que la composición de la microbiota intestinal es un signo revelador de la frecuencia de las deposiciones.
Por tanto, es fundamental recordar que lo más importante es mantener un equilibrio intestinal saludable y prestar atención a las señales que nuestro cuerpo nos envía.
La importancia de mantener un equilibrio intestinal saludable
Mantener un equilibrio intestinal saludable es de suma importancia para el bienestar general del organismo. El sistema digestivo desempeña un papel fundamental en la absorción de nutrientes y la eliminación de desechos, por lo que cualquier alteración en su funcionamiento puede tener consecuencias negativas para la salud. Un equilibrio intestinal adecuado garantiza una correcta digestión y absorción de los alimentos, así como la eliminación regular de toxinas y desechos metabólicos. Además, un intestino saludable promueve una adecuada función inmunológica, ya que alrededor del 70% del sistema inmunitario se encuentra en el tracto gastrointestinal. Y, en todo esto tiene mucho que decir la microbiota intestinal, ese conjunto de microorganismos beneficiosos que habitan en nuestro interior y de cuya cantidad, equilibrio y diversidad depende la salud digestiva y general.
Para mantener un equilibrio intestinal saludable, es fundamental llevar una dieta equilibrada rica en fibra, consumir suficiente agua, evitar el consumo de alimentos procesados y grasas saturadas y recurrir, si fuera necesario, a complementos alimenticios de venta en farmacias con cepas probióticas específicas y una buena cantidad de fibra en un mismo producto que puede ayudar a regular el tránsito intestinal.
También es importante fomentar la actividad física regular ya que estimula los movimientos intestinales, reducir el estrés y garantizar un buen descanso para una correcta función intestinal.
A tu ritmo…
BIBLIOGRAFIA
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0304541218301902
