Todos tenemos un tipo de piel (normal, grasa o mixta) que cambia con la edad, las condiciones ambientales y el clima. Independientemente del tipo de piel, las células pueden estar necesitadas de agua y por tanto, pueden sufrir la deshidratación.
Actualmente existe un gran interés por el buen estado de salud de la piel en sectores mayoritarios de la sociedad, por lo que se demandan productos selectivos y eficaces. La piel es la frontera que separa nuestro cuerpo del resto de las cosas. Su elevada inervación la convierte en un órgano sensorial en el que se reflejan los sentimientos, las emociones y el estado de salud. El envejecimiento, por supuesto, también se refleja
Una dieta variada y equilibrada tipo mediterránea va a permitir el aporte suficiente de nutrientes para una piel sana. Y una microbiota en buen estado va a permitir una correcta absorción de los nutrientes y a reforzar el sistema inmune tan importante para una sólida protección como función de defensa del organismo.
La piel cumple funciones muy variadas. Pero vamos a destacar una. La piel protege los tejidos más internos y sirve de barrera defensiva contra la entrada de gérmenes patógenos (bacterias, virus e incluso hongos microscópicos) en el organismo. El frío no es el único factor que afecta negativamente a nuestra piel. Otros factores medioambientales están relacionados con el estilo de vida.
Hay que conseguir una piel hidratada para evitar la descamación, grietas que pueden provocar infecciones e, incluso, otras afecciones de la piel. ¿Cómo conseguir que nuestra piel esté hidratada? Te lo contamos todo, a continuación.
La piel sensible es una piel que se irrita fácilmente por cualquier factor externo. Más de la mitad de las personas refieren tener algún grado de sensibilidad en la piel. Aunque no suele ser grave, sí que repercute negativamente en la calidad de vida de las personas. Te lo contamos todo, a continuación.
