El cambio de estación no se limita a lo meteorológico. También coincide con transformaciones en nuestro estilo de vida. El inicio del otoño, por ejemplo, suele marcar la vuelta al trabajo tras las vacaciones, el comienzo del curso escolar para niños y adolescentes, así como la reanudación de múltiples actividades para todas las edades.
Volver a la rutina no tiene por qué ser sinónimo de tensión y ansiedad. Conocer las causas del estrés, entender el papel del cortisol y apoyarse en sustancias naturales como los adaptógenos, las plantas relajantes y los nutrientes clave es una forma eficaz y segura de mantener el equilibrio.
El triptófano es un aminoácido esencial, lo que significa que el cuerpo no puede fabricarlo por sí solo: necesita obtenerlo de los alimentos. Su importancia radica en que es el precursor de la serotonina, el neurotransmisor que regula el estado de ánimo, el estrés, el apetito y también el sueño.
El cortisol es una hormona que liberan las glándulas suprarrenales como respuesta al estrés. Piensa en él como una especie de «sistema de alarma» que pone tu cuerpo en alerta cuando percibes una amenaza. Eleva los niveles de glucosa en sangre, mejora el uso de la energía y prepara al organismo para actuar de inmediato.
El triptófano tiene una relación directa con el estado de ánimo debido a su papel en la producción de serotonina que, como ya hemos comentado, es un neurotransmisor clave asociado con una sensación de bienestar y estabilidad emocional.
A corto plazo el estrés puede dar pie a síntomas físicos y emocionales intensificados en forma de dolores de cabeza frecuentes, trastornos del sueño, cambios en el apetito, irritabilidad y dificultad para concentrarse.
