Las hormonas, de vital importancia durante todo el embarazo, tienen un importante impacto en el bienestar físico y emocional y algunas embarazadas se ven más afectadas por ellas que otras.
Hablamos, en primer lugar, de la progesterona, hormona que actúa como un sedante natural y promueve la relajación.
La cistitis es una infección urinaria causada por bacterias que penetran en la vejiga y se adhieren a las paredes de la parte inferior del tracto urinario. Su mayor incidencia en la mujer tiene un motivo y es que el conducto por el que se vacía la orina de la vejiga al exterior (llamado uretra) es más corto en la mujer, lo que facilita que estos gérmenes puedan llegar hasta la vejiga y producir una infección.
Dada la importancia que tienen las distintas formas de infección de las vías urinarias tanto en la madre gestante como en el futuro bebé, toma una gran importancia la prevención de estas infecciones.
Al hacer ejercicio es normal que nuestra frecuencia cardiaca aumente. Es más, no sólo es normal, es necesario porque nuestros músculos demandan más oxígeno que les llega a través de la sangre y, por tanto, el corazón tiene que bombear más rápido para atender esta demanda.
Evidentemente, los cambios biológicos asociados con la menopausia son universales y es una etapa en la que se presentan ciertos síntomas. Sin embargo, todos ellos tienen una importancia relativa, aunque sí que es cierto que existen variaciones notables en la experiencia subjetiva entre las mujeres.
Durante la menstruación, la concentración de estrógenos y progesterona baja considerablemente. Esta bajada de niveles hormonales produce que el ambiente que rodea a las células vaginales y de la uretra se vuelva desfavorable, lo que hace que el sistema defensivo de estas zonas sea más vulnerable y por tanto, aumenta la probabilidad de infecciones.
