La propia tos puede ser una de las causas. La tos es un síntoma persistente y molesto que es el primero en aparecer y el último en desaparecer dependiendo del problema respiratorio que se sufre. Hay que recordar que gracias a la tos se expulsan las secreciones que se pueden ver incrementadas por algún proceso infeccioso.
Los mocos y flemas se suelen incrementar cuando padecemos inflamación de las vías respiratorias y la nariz. Normalmente, cuando tenemos más mocos es porque nos hemos resfriado. Hay otras causas y dependiendo de la causa, el color de la flema puede variar.
El objetivo primordial del tratamiento de un resfriado o de una infección de las vías respiratorias altas es aliviar sus síntomas y prevenir, en la medida de lo posible, la aparición de complicaciones, y todo ello teniendo muy presente la tendencia natural de estos procesos a la curación espontánea.
Cuando tenemos picor en la nariz lo más probable es que padezcamos una infección de las vías respiratorias altas o una reacción alérgica. Con menos frecuencia, podemos padecer sinusitis aguda o es probable que tengamos un cuerpo extraño nasal (esto es más fácil que se de en los niños).
Todas estas patologías tienen en común ciertos síntomas como el aumento de secreciones, congestión nasal, estornudos, tos, fiebre y, como decimos, el dolor de garganta. Estas infecciones son más comunes en el invierno ya que es el período en el que hay mayor circulación de microorganismos porque, al ser la temperatura ambiental más baja, hay una mayor tendencia a mantenerse en espacios cerrados.
El tratamiento farmacológico de la congestión nasal se basa en el empleo de medicamentos que alivien la sintomatología, es decir, que mejoren la permeabilidad de las membranas mucosas. En este sentido, los más utilizados son los descongestivos nasales que pueden administrarse por vía tópica o sistémica. Se deben emplear por periodos cortos de tiempo para aliviar la congestión y permitir la acción de otros fármacos administrados por vía nasal.
